LA LICUADORA EN EL GCC GRAN FONdo

Alexander Vargas Sanabria

La cita es en el P3 del Parque de Gatineau, el punto de inicio más usado por la comunidad ciclista de la región. Eran las 7AM y ya empezábamos a intercambiar saludos, nuevos y viejos conocidos, reunidos para un día que poco a poco se iría calentando. No es el fondo habitual del domingo; ese día tuvimos la oportunidad de recibir la visita de CMTL y ya sabíamos que venían a darnos leña.

Distancia: 192 km

Desnivel: 2.400m

TIEMPO: 10.23 HRS

Comenzamos esta salida con un ritmo moderado. La primera parte atravesaba nuestro viejo y conocido Parque de Gatineau, un encadenado de ascensos cortos que gradualmente te introduce en un paisaje colmado de lagos, arroyos, humedales y animales silvestres. Por lo general, solemos recorrer este lugar mínimo una vez por semana, y ya es habitual que cuando no estamos luchando por mantenernos en el grupo, estamos recreando breves postales que se transforman con cada estación.


A pesar de ser locales, la batuta del grupo fue asumida por el club de Montreal, sin embargo, con la llegada del primer puerto fuimos tres los que nos desprendimos del grupo. En la punta apretaba Dani, la cuota ecuatoriana de GCC, y tras él seguíamos Diego de CMTL y yo. Habiendo superado “Pink Lake”, uno de nuestros ascensos más conocidos, decidimos esperar para reagruparnos.

El camino continuaba y el grupo no tardaría en romperse de nuevo. Esta vez, el responsable fue Diego, quien nuevamente atacaba, pero esta vez, en King Mountain, el segmento más duro que tiene el parque por desnivel acumulado e inclinación. A la rueda iba Beto de CMTL, Dani y yo. Al terminar, solo estábamos los dos de GCC, habíamos logrado vencer con mucho esfuerzo la resistencia de la dupla visitante.


A continuación llegó el tiempo del ritmo y de la resistencia en grupo, y aquí sabíamos que la visita tenía más experiencia y destreza. Pero ese verano habíamos mejorado el rodar agrupados; sintiéndonos menos nerviosos y más compacto. Mi tarea en las secciones llanas del camino sería mantener a mis compañeros en el grupo, cerrando algún hueco o colocando un ritmo que claramente todos pudiesen seguir. Habíamos llegado a Wakefield, donde hicimos una breve parada en nuestro lugar favorito, Wakefield Bakery. Allí habitualmente pedimos un pan de chocolate, donas de canela, sándwiches y café.


La siguiente sección de la ruta presentó un reto similar, mantenernos en el grupo y lidiar con algo de tráfico más intenso. Habíamos empezado a rodar de nuevo, pero tuvimos que parar a esperar a algunos compañeros. Jose y Luis Eduardo de GCC habían sufrido un retraso por cuenta de un pequeño tropiezo en la producción audiovisual del equipo. Luis arrolló a Jose sin mayor consecuencia, solo un video con el que nos divertimos mucho ese día.

Después de este percance, iniciamos nuestro viaje hacia Val-des-Monts, ruta que en otras oportunidades habíamos iniciado desde otro punto. Recorrimosla carretera principal y nos desviamos tres veces del camino para buscar las partes más altas con carretera disponible para nuestras bicicletas y así ganar elevación.

Con la temperaturaen aumento, sabíamos que había llegado la hora del terror. Tomamos un desvío hacia la derecha para encontrarnos con “La Ve Death Ride”, cuatro paredes con una media del 15% de dureza pura que me recordaron algunas secciones del Tablazo en Subachoque, Colombia.

Arrancamos juntos, pero solo con los primeros 10 metros fue Danilo quien se comenzó a alejar. Él sabía que era el que estaba más fuerte y aunque internamente yo sabía que podría intentar irme con él, no sería yo quien iría a cerrar el hueco. Alejandro de CMTL emprendió la persecución y tras él seguí yo. Danilo cogió vuelo y logró sacar una buena distancia. En este segmento siempre vas a ver al que está adelante con una falsa cercanía; unos pocos metros pueden llegar a ser minutos. Alejo apretó para llegarle, pero no tuvo éxito. El desgaste era evidente y su ritmo empezaba a descender. Era mi hora de salir y arrancar tras Danilo. Después de un par de minutos de persecución, ví cómo tuvo que cesar brevemente su marcha para ajustar la cadena. Le llegué, lo esperé y subimos juntos para terminar con una buena distancia. Aún tengo el recuerdo fresco de los gritos de Beto, el barra brava de GCC: “¡Eso, hagan respetar la casa!”

Aunque en las siguientes secciones de Val-des-Monts llegamos agrupados, siempre tuvimos la oportunidad para tener buenos remates de todo el grupo. Solo hasta el regreso del último segmento, CMTL impuso un ritmo duro que fue desgranando el grupo. Fueron Diego, Jair Garduño y Reyes Anduaga los que marcaron los relevos. Tras de ellos, Víctor, Lucho, Danilo y yo. Ese regreso tiene un repecho que parece terminar y de repente y sin descanso aparece otro. Aquí o lo conoces bien, o estás fuerte para mantener el ritmo. Danilo se desprendió primero y yo esprinté hacia un costado para evitar ser perseguido. Ya estábamos los dos nuevamente y de ahí en adelante sería un solo esfuerzo para llegar primeros.

Habiendo logrado terminar Val-des-Monts hicimos nuestra última parada técnica. Compartimos una cerveza, algunas impresiones de la ruta y agua fría para refrescarnos. De ahí en adelante, iríamos relevándonos para intentar hacer el viaje más llevadero hasta Chelsea. Por momentos, había cortes en el grupo, pero la ruta misma nos permitió reagruparnos. Todos íbamos con una intensidad menor por el cansancio acumulado y tratando de reservar algo para el final de esta historia.

Era hora de terminar; solo nos faltaban dos secciones intensas. Estábamos nuevamente en el Parque de Gatineau, ascenderíamos para la vertiente de Camp Fortune y regresaríamos a P3 por donde inició todo. Empezamos todos juntos con un falso llano y ahí fue cuando hablé con Danilo para que intentáramos ir más rápido. El paso que pusimos solo dejó tres corredores más. Eran Reyes y Garduño de CMTL los que iban a rueda. Dani marcó el paso, pero los visitantes iban cómodos, razón por la que decido subir el ritmo.

En el ciclismo aficionado, bueno, aficionado de nuestro nivel, estas salidas hacen parte de nuestra memoria como un toque de espectáculo emulado de las grandes carreras. Repetimos frases de cajón de comentaristas deportivos y equiparamos nuestro andar con las estrellas del pelotón. Gestos, miradas y manías, actuamos y somos cómplices de las actuaciones de los demás.

Última subida. Eran solo 2 km de este segmento con una media del 5.5%. El día había sido bastante emocionante. La consigna era simple, intentar sacar a Reyes. El plan: la licuadora, la misma artimaña de siempre cuando se supera al rival en número. Miré a Dani y él arrancó. Reyes tuvo que un poner paso fuerte y constante para alcanzarlo. Era mi turno, fuí yo quien salió, pero nuevamente Reyes fue quien cerró el hueco. Estábamos dudando y, ante la duda, era mejor atacar (Creo que había escuchado eso en televisión). Arranqué unos cuantos metros de pie y me senté para mantener un paso fuerte. Lo habíamos logrado, Reyes no salió a perseguir y Danilo arrancó para darme alcance y terminar juntos la subida.

En la cimaestábamos con Dani y tras la llegada de Reyes, llegó Humberto, el Beto de GCC, la sorpresa de la tarde. Ese segmento hasta el mirador, lo que tenía para mostrarnos era el fondo individual que cada uno tenía, y nuestro Beto pudo demostrar que los entrenamientos no habían sido en vano.

¡Parecía que terminaba, pero no! Era hora del descenso y lo que empezaba con una amistosa charla, nos hacía ganarvelocidad para llevarnos al segmento final, un sprint en P3 precedido de un sube y baja que iría disminuyendo las fuerzas de la mayoría. Este descenso lo habíamos entrenado con mucha intensidad todos los martes con un grupo grande que se reúne para darle la vuelta al Parque, también teníamos esa experiencia en las piernas.

Ya estábamos los que iríamos al cierre. Jair Garduño, Danilo y yo. Cruzamos palabras: “Dani, repitamos la tarea, yo voy a salir primero”. No me voy a extender en este cierre, pero en esos 11 km de descenso intentamos sacar a Jair unas 5 veces cada uno, sin tener ningún éxito. Jair mantuvo un paso constante y seguro. Llebaga la hora del sprint en grupo. No logramos llegar solos con Danilo como en los segmentos anteriores; aquí la propuesta fue simple: Yo intentaría el embalaje largo y Danilo el corto. El resultado: Garduño gana sin lugar a duda.

Una ruta espectacular, con una zona de alto tráfico en mal estado. Seguramente la repetiremos y será parte de las rodadas épicas de la historia del club.

Por GCC: Humberto (Betíco), Miguel, Jose, Víctor, Cristian, Luchito, Luis Eduardo, Danilo y yo.
Por CMTL: Alberto (Beto), Reyes, Jari, Alejandro y Diego.
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