Veintiocho, la ruta de Gatineau a Picton
Alexander Vargas Sanabria
Un espresso y arrancamos. Comenzamos nuestra travesía desde Gatineau, cruzando el puente de Champlain hacia Ottawa. Siendo las 5:00 am, la capital canadiense, aún dormida, nos permitía desplazarnos con fluidez hasta salir de la zona urbana. Aunque la mañana era fresca, el pronóstico prometía un día caluroso en la carretera mientras nos dirigíamos hacia Picton, una ciudad al sur de Canadá en la frontera con Estados Unidos.
Distancia: 267 km
Desnivel: 1.450m
TIEMPO: 13 HRS
Cada año, el GCC organiza una rodada larga como un desafío grupal. En el 2022, el grupo viajó de Gatineau hasta Montreal, y esta vez, el objetivo era pedalear desde Gatineau hasta Picton. Este era mi primer año en el club, y aunque inicialmente parecía que no podría unirme debido a algunas cuestiones logísticas, la oportunidad se presentó repentinamente cuando se me informó que habría un espacio para mí en uno de los vehículos de apoyo.
Una de las claves para el éxito de estos ultrafondos es una planificación meticulosa: identificar claramente los recursos necesarios y anticipar posibles obstáculos. Aunque nuestra planificación no fue demasiado rigurosa, nos aseguramos de que las bicicletas estuvieran en óptimas condiciones, llevamos luces y organizamos la alimentación con la idea de reabastecernos en el camino. Sin embargo, un crujido en la zapatilla de Jose marcó nuestra primera parada; la cala parecía haberse desajustado, lo que significaba que tendría que soportar esa molestia durante el viaje.
Avanzamos a una velocidad media de 35 km/h, turnándonos la punta para garantizar el descanso necesario. Siempre es fundamental que el peso del grupo recaiga en aquellos que se sientan más fuertes, permitiendo que tomen relevos más largos. Después de atravesar Ottawa, nos adentramos en un camino estrecho bordeado de granjas, con un tramo de grava de aproximadamente 2 km hasta llegar a Perth, una pequeña ciudad a orillas del río Tay, donde hicimos nuestra primera parada planificada tras recorrer 86 km. Llenamos bidones, tomamos café y comimos algo de carbohidratos, nos sentimos muy bien, el ritmo que llevábamos y la distancia recorrida nos alentaron a intentar subir el ritmo, nos sentimos muy confiados.
Continuamos nuestro recorrido, encontrándonos con el serpenteante río Tay convertido en un lago, marcando el inicio de un paisaje salpicado de cuerpos de agua a lo largo de nuestra ruta. Sin embargo, pese a la belleza escénica que observábamos, nos enfrentábamos a una sucesión de repechos agotadores que poco a poco mermaron nuestras fuerzas y el ritmo inicial que habíamos impuesto.
Necesitábamos detenernos, pero el camino no ofrecía muchas oportunidades. A lo lejos, Miguel divisó un letrero que parecía prometedor: Mrs. Garrett’s Butter Tarts, una pastelería que ha estado funcionando desde los años 90, una sorpresa inesperada en la mitad de la carretera. Tras 71 km desde Perth, nos reabastecimos de agua, hidratos y frutas frescas, revitalizando nuestros cuerpos para continuar. Yo me animé a probar una tarta de blackberry, que volvería a pedir en mi próximo viaje.
Con la mirada puesta en Kingston, marcamos nuestro siguiente objetivo en el GPS. Tras 22 km bajo un sol abrasador, llegamos a esta ciudad dinámica, un oasis urbano donde aprovechamos para almorzar y recibir algo de asistencia mecánica para nuestras bicicletas. Estábamos en el centro, capturando las fotos reglamentarias, estábamos bien, no teníamos ninguna molestia y Jose finalmente logró ajustar sus zapatillas. Almorzamos el plato recomendado por Iván, pescado y papas fritas.
Con 93 km restantes hasta nuestro destino final, nuestras piernas renovadas nos impulsaron hacia adelante. Marcamos una parada adicional en una estación de servicio en Bath para reabastecernos antes de enfrentarnos al tramo junto al Lago Ontario. En esta sección definimos rodar a 28 km/h para asegurar ir juntos. Contamos con un clima favorable, no teníamos viento y el cielo se había nublado.
Aunque intentamos mantenernos juntos, la ruta hacia el Puente Quinte Skyway resultó desafiante, con múltiples separaciones que afectaron nuestro ritmo. Creo que abusamos del esfuerzo que impusimos antes de llegar a la parada que hicimos después de Perth y esto le paso factura al grupo.

Era hora de terminar, no teníamos tiempo para lamentarnos, ya habíamos pasado el puente y nos esperaba una carretera llena de baches. Con las bicicletas vibrando con lo agreste de la carretera, cada 5 metros nos enfrentábamos a una grieta, un hueco o la unión entre dos lozas de concreto, los obstáculos y la monotonía se volvieron molestos, casi como un castigo. Logramos terminar la última loza de concreto y las señales anunciaban los últimos kilómetros para la meta, eso nos animó. Nos reímos los unos de los otros, habíamos llegado a un aviso que serviría para registrar nuestro objetivo cumplido.
¡Buena bichos! ¡Cracks! Estábamos en Picton, el papá de Jose es quien nos recibe en el puerto, celebrando con un apretón de manos y el reconocimiento mutuo por nuestro logro. Era tiempo de descansar, la playa en Sandbank nos esperaba.
En la ruta Jose, Iván, Miguel y yo. Si tienes preguntas sobre este recorrido u otro en la región capital, escríbenos, podemos compartir contigo lo que sabemos.